El mundo está cambiando, y con él el sector laboral. La tecnología y la digitalización constante plantean nuevos desafíos a los empresarios y sus empleados. El cambio tecnológico hace que los viejos paradigmas del pasado ya no valen para la vida moderna. La automatización, las plataformas digitales y otras innovaciones están cambiando la naturaleza fundamental del trabajo. Comprender estos cambios puede ayudar a los responsables políticos, líderes empresariales y trabajadores a avanzar.
El mundo está siendo testigo de cambios excepcionales. Tanto, que ya se está experimentando una 4ª Revolución industrial, conocida como Industria 4.0.
Ésta representa la transformación industrial del mundo actual con automatización, intercambio de datos, nube, sistemas ciberfísicos, robots, Big Data, Inteligencia Artificial, Internet de las Cosas (IoT) y técnicas industriales (semi) autónomas.
El fin último de las empresas es aprovechar esta ola de cambio tecnológico para conseguir mejorar el rendimiento industrial y de fabricación a través de cuatro vértices: trabajadores, consumidores, tecnología e innovación.
La velocidad de los avances actuales no tiene precedentes históricos. Cuando se compara con las revoluciones industriales anteriores, se observa que la Cuarta evoluciona a un ritmo exponencial en lugar de lineal.
Además, está alterando casi todas las industrias en todos los países, y la amplitud y la profundidad de estos cambios anuncian la transformación de sistemas completos de producción, gestión y gobernanza. ¿Cuáles son, por tanto, los retos que plantea el cambio tecnológico en el mundo del empleo y las políticas públicas?
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La evolución de las economías y el bienestar social dependen, en gran medida, del progreso técnico. Los cambios tecnológicos y la digitalización de los negocios son, por tanto, una oportunidad sin precedentes para que la humanidad aproveche sus beneficios. No obstante, también visiones pesimistas que alertan sobre los peligros de la tecnología en el mundo del trabajo, especialmente sobre como puede afectar este cambio tecnológico en el desempleo.
Tanto las ocupaciones, como las habilidades necesarias, la brecha salarial, la desigualdad y la polarización son elementos que se ven determinados por el avance de la tecnología y su poder sobre el tejido empresarial.
Ahora bien, ¿quiere esto decir que hay base para hablar de un aumento del paro por culpa de la tecnología? Probablemente. La robotización y el uso de Inteligencia Artificial o IoT están adelantando la caducidad de muchas actividades que hasta ahora eran típicamente humanas pero que empiezan a ser cubiertas por la tecnología y que en algunos sectores se teme que pueda suponer un aumento del desempleo.
La buena noticia es que si bien la nueva tecnología puede causar la destrucción de algunos empleos, también creará muchos trabajos nuevos, algunos de los cuales ni siquiera podemos imaginar hoy.
En el pasado, la tecnología acabó por crear más empleos de los que había eliminado. Por ejemplo, los ordenadores han reemplazado trabajos como aquellos que antes realizaban mecanógrafos, pero también han aumentado la demanda basada en la informática al generar nuevos puestos relacionados con el desarrollo, la operación y la programación.
El alcance de las oportunidades anteriormente mencionadas no podría haber sido pronosticado hace dos o tres décadas. Las visiones agoreras y apocalípticas de hoy son, así pues, precipitadas.
Dado que es más difícil anticipar qué nuevos empleos creará la nueva tecnología, las pérdidas de empleos de las que tanto se habla tienden a ocupar los titulares, pero una visión pesimista de la nueva Revolución Tecnológica es, al mismo tiempo, sesgada.
El desempleo tecnológico es el fenómeno que se produce al introducir avances en las tecnologías de producción y de servicios de las empresas sustituyendo a los trabajadores por máquinas, y es potestad tanto de las empresas como de los gobiernos implicarse en que su impacto real sea el menor posible.
Las transformaciones disruptivas en el mundo del trabajo y las tecnologías digitales pueden provocar importantes desafíos a los responsables políticos y líderes empresariales, así como a los trabajadores. Éstas son algunas de las políticas públicas que los gobiernos deberían adoptar para adaptarse a la Industria 4.0.
Es importante educar desde la escuela primaria en las cuestiones tecnológicas relevantes que van a formar parte, con el tiempo, de la vida adulta.
En este sentido, los responsables políticos que trabajan deberían hacer énfasis en optimizar las habilidades STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) básicas a través de los sistemas educativos, haciendo hincapié en la creatividad y el pensamiento crítico y sistémico, y fomentando asimismo el aprendizaje adaptativo.
El desempleo tecnológico afectará principalmente a las personas de baja formación y cualificación, que desarrollan trabajos repetitivos.
Si el mundo empresarial es el motor económico de un país, lo responsable será escuchar sus demandas.
Las empresas, hoy, se enfrentan a determinadas carencias en las habilidades que podrían solucionarse con un lugar de trabajo más adaptado para la tecnología.
Si jugaran un papel más activo en la educación y la capacitación, habría una mayor sinergia entre las políticas de los estados y las necesidades del mercado. Esto incluye que se escuchen las demandas del sector empresarial y tecnológico sobre las necesidades de los estudiantes y el ecosistema educativo en general.
Mediante los beneficios fiscales y otros incentivos, los responsables de la formulación de políticas pueden alentar a las empresas a invertir en capital humano, lo que abarca la creación de empleo, el aprendizaje y la creación de capacidades, así como el crecimiento salarial, reduciendo el impacto del llamado paro o desempleo tecnológico.
Si la automatización (total o parcial) deriva en un aumento significativo del desempleo, o una mayor presión sobre los salarios, algunas ideas como la renta básica universal, las transferencias condicionadas y el refuerzo de la cobertura de la seguridad social o las prestaciones por desempleo podrían ser consideradas.
Conviene acelerar la creación de puestos de trabajo en general mediante el estímulo de la inversión en empresas.
También acelerar la creación de puestos de trabajo digitales en particular, así como crear oportunidades digitales para obtener ingresos, para ello se deben explorar, por ejemplo, nuevas formas de iniciativa empresarial.
Humanos y máquinas deben trabajar en sintonía. Una mayor interacción entre humanos y robots incrementará la productividad, pero también demandará de habilidades diferentes (y, a menudo, más altas), nuevas interfaces tecnológicas, diferentes modelos salariales en algunos casos, y diversos tipos de inversiones de las empresas. Todo ello debe entenderse en su totalidad para una armonización adecuada.
En resumen, resulta imprescindible que la sociedad (desde el sector público al privado, pasando por los consumidores) se prepare para los cambios tecnológicos del futuro.
Es preciso, pues, adoptar políticas revolucionarias que aseguren la igualdad de oportunidades, reforzando a largo plazo los beneficios económicos y vitales de las transformaciones técnicas. Un mundo nuevo exige de una política nueva. ¿Están los gobiernos preparados para entender el mensaje y afrontar el cambio tecnológico?
Fuentes
BBVA Research – El impacto del cambio tecnológico y el futuro del empleo
McKinsey – Technology, jobs, and the future of work
The World Bank – The Future of Jobs and the Fourth Industrial Revolution: Business as Usual for Unusual Business
El Periódico – Evolución tecnológica y puestos de trabajo
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